“Fuocoammare”, el documental ganador del Oso de Oro de la Berlinale, contiene imágenes perturbadoras. El director italiano Gianfranco Rosi muestra el día a día en la isla de Lampedusa, más cercana a la costa del norte de África que a la de Italia, país al que pertenece, y el primer lugar europeo a donde llegan miles de inmigrantes que cruzan el Mediterráneo en precarios navíos.

El título significa “Fuego en el mar” en castellano y fue elegido por una canción que escuchó en la isla, mientras filmaba. Rosi lleva en la solapa de su saco un pin con las coordenadas de ese lugar. “Cuando los refugiados parten de Libia, suelen tener un teléfono satelital. Desde altamar llaman a la guardia costera pidiendo ayuda y dan sus coordenadas. Sus voces son voces de la desesperación. El rescate ahora se realiza en el mar, y cuando llegan al centro de acogida no existe contacto alguno con las personas del lugar. Hace un tiempo era diferente”, le explicó a la agencia DPA.

El director nacido en Eritrea (cuando el país era territorio italiano) pidió que le den el premio Nobel de la Paz a las poblaciones de Lampedusa y de la isla griega de Lesbos, primeros destinos de los inmigrantes. “Sería una decisión justa y dárselo a un pueblo en lugar de un individuo, un importante gesto simbólico”, aseveró en una carta abierta enviada al diario italiano La Repubblica.

La estatuilla del premio se la llevó el doctor Pietro Bartolo, uno de los protagonistas de su película, que lo acompañó en la ceremonia en Berlín. “En Lampedusa nunca han construido un muro, nunca tuvieron miedo de las personas que llegaban y nunca se quitaron de encima la responsabilidad. Mi película aborda un tema político, pero no hay respuestas. Me gustaría que generase una conciencia y que fuese un testimonio de lo que ocurre delante de nuestros ojos y de nuestra incapacidad de hacer algo. No podemos aceptar que se les cierren las puertas como si fueran animales”, advirtió.